Un Renacimiento Jurídico: cómo la Ley del Ecocidio y los Derechos de la Naturaleza pueden transformar la sociedad
Por Clara Tomé(GARN Youth Hub) y Bonifacius Tirto Dwilaksono(Youth for Ecocide Law)
¿A quién protegen realmente las leyes ambientales?
No hace falta ser un experto jurídico para darse cuenta de que, en la práctica, la ley protege principalmente al poder, no a la Naturaleza. De hecho, nuestros sistemas jurídicos regulan de forma abrumadora la cantidad de Naturaleza que podemos extraer y destruir legalmente, situando la búsqueda del beneficio y la ganancia a corto plazo en el centro de la protección jurídica.
Este sistema, basado en los intereses humanos, tiene unas profundas raíces filosóficas. Desde el dualismo cartesiano, que separó a los seres humanos de la Naturaleza, hasta los marcos jurídicos de la época de la Ilustración, que reforzaron la idea de la Naturaleza como mera propiedad, nuestros sistemas jurídicos han priorizado durante mucho tiempo la actividad económica humana sobre el bienestar ecológico.
Por eso, necesitamos un cambio sistémico. Tenemos que redefinir el Derecho ambiental, no sólo sus normas sino también el objeto mismo de la protección que ofrece. Nuestros marcos jurídicos actuales además de seguir tratando a la Naturaleza como un objeto a nuestra disposición, tampoco abordan la magnitud de la crisis planetaria a la que nos enfrentamos.
¿Cómo sería este nuevo paradigma jurídico? Creemos que una alianza entre dos movimientos jurídicos que se solapan - la Ley del Ecocidio y los Derechos de la Naturaleza- podría desafiar el statu quo y actuar en favor de los ecosistemas, ya sean bosques, ríos o incluso especies enteras.
¿Qué es la Ley del Ecocidio?
La ley del ecocidio penaliza los peores daños a la Naturaleza, con el objetivo de prevenir los daños masivos y la destrucción de los ecosistemas. Se ha definido como «cualquier acto ilícito o arbitrario perpetrado a sabiendas de que existe una probabilidad sustancial de que cause daños graves que sean extensos o duraderos al medioambiente».
Youth for Ecocide Law (Y4EL) (Jóvenes por la Ley del Ecocidio; Y4EL, por sus siglas en inglés) aboga por la tipificación del ecocidio como crimen en los marcos jurídicos nacionales e internacionales, incluido el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional (CPI). Y4EL cree que la criminalización internacional del ecocidio enviaría un poderoso mensaje de que los daños graves a la Naturaleza son moral y legalmente inaceptables.
La ley del ecocidio tiene como objetivo los responsables de la toma de decisiones al más alto nivel, como los Ministros de Estado o los Directores Ejecutivos de las empresas, que son los responsables de los ecocidios, y no los ciudadanos de a pie. La intención de la ley del ecocidio, como la de todo el Derecho penal, es el efecto disuasorio que tiene el introducir la responsabilidad individual, no el castigo en sí.
¿Qué son los Derechos de la Naturaleza?
El movimiento por los Derechos de la Naturaleza, profundamente arraigado en la sabiduría indígena y en la jurisprudencia de la Tierra, cuestiona la antigua doctrina de que la Naturaleza es una propiedad. Este movimiento pretende otorgar personalidad jurídica a los ecosistemas y reconocer sus derechos inherentes. Los Derechos de la Naturaleza han ganado terreno, por ejemplo con la concesión de derechos al río Whanganui en Aotearoa-Nueva Zelanda y al Mar Menor en España.
Sin embargo, sin mecanismos de aplicación, el reconocimiento por sí solo puede quedarse corto. Aquí es donde el ecocidio como crimen internacional puede ser un aliado crucial. A pesar del importante impulso que el movimiento por los Derechos de la Naturaleza ha experimentado en varias jurisdicciones, estos derechos deben ser exigibles. Tenemos que responsabilizar directamente a los individuos introduciendo la responsabilidad penal con la perspectiva de graves consecuencias, como penas de prisión, para las infracciones. De este modo, se garantizará que los responsables de los daños ambientales no puedan escudarse en la responsabilidad limitada de las empresas o en la impunidad que supone formar parte de un gobierno.
¿Cómo se interconectan el movimiento juvenil por la Ley del Ecocidio con el movimiento por los Derechos de la Naturaleza?
● Reconocer la necesidad de transformar el actual paradigma antropocéntrico. La declaración de GARN Youth Hub pretende cambiar este paradigma para que los seres humanos existan en armonía con la comunidad de la Tierra. Y4EL aboga por la creación de barreras legales que responsabilicen a los responsables de los daños medioambientales.
● Reconocer la importancia del cambio legal y sistémico. Y4EL hace campaña para convertir el ecocidio en un crimen internacional, mientras que GARN Youth Hub apoya el reconocimiento de los Derechos de la Naturaleza en las instituciones y convenciones internacionales.
● Instar a los organismos internacionales a que actúen. El Centro Juvenil GARN insta a la UICN a implementar compromisos con los Derechos de la Naturaleza, mientras que Y4EL trabaja para enmendar el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional.
● Enmarcar los argumentos en torno a la equidad y la justicia intergeneracional es una parte clave del trabajo tanto de Y4EL como del Youth Hub de GARN.
Más que ser simpolemente complementarios, estos dos movimientos se necesitan mutuamente. Piénsalo así: si los Derechos de la Naturaleza son el corazón, que da vida a un nuevo sistema jurídico, el ecocidio es el torrente sanguíneo. Esto garantiza que la responsabilidad circule a través de un sistema jurídico más equilibrado, haciendo que todo el sistema sea funcional en la práctica.
Nos complace anunciar el acuerdo de colaboración que se ha producido entre Y4EL y GARN. Mientras el mundo se prepara para la COP30, esta colaboración pretende amplificar las voces de los jóvenes líderes ambientales para fomentar la adopción de un Derecho medioambiental transformador. Como dijo Polly Higgins, abogada ya fallecida y cofundadora de Stop Ecocidio Internacional: «Sé que puede que aún no lo parezca, pero estamos sembrando las semillas de la grandeza para incontables generaciones venideras. Esa es la gran obra de nuestro tiempo, el tuyo y el mío».