La aparente confusión del gobierno francés demuestra por qué el ecocidio debería ser un delito INTERNACIONAL

Poco después de votar una ley nacional de "ecocidio " bajo una débil definición como simple falta con pocas probabilidades de ser aplicada adecuadamente, el Parlamento francés también apoyó una enmienda que le obligaba a informar sobre los avances hacia la tipificación del ecocidio como delito en el derecho internacional.

Esta aparente confusión demuestra una clara reticencia a legislar enérgicamente a nivel nacional, lo que quizá no resulte sorprendente debido a las arraigadas relaciones económicas.

Esta es precisamente la razón por la que nuestra campaña aboga por un delito internacional de ecocidio. Hay seguridad política en los números. Y hay seguridad económica en un periodo de transición, que será esencial para que cambien las prácticas empresariales.

Por tanto, esperamos con impaciencia los progresos de Francia en el plano internacional, a pesar del decepcionante resultado nacional.