Desarrollando la ley del ecocidio
La Red de Bosques de Stop Ecocidio Internacional es una comunidad mundial de personas, pueblos, empresas y ONG dedicadas a la protección y restauración de nuestros bosques que pide a los gobiernos de todo el mundo que apoyen la creación de un nuevo crimen de ecocidio en la Corte Penal Internacional.
Nuestros bosques son vitales para la biodiversidad, los sistemas hídricos, la regulación del clima y las vidas y medios de subsistencia de millones de personas y seres no humanos. Son los pulmones verdes de la Tierra y el hogar de miles de millones de seres y ecosistemas fundamentales. Sin embargo, se enfrentan a innumerables amenazas derivadas del desarrollo descontrolado, la tala y la minería ilegales, la contaminación y la degradación general del medio ambiente.
Un nuevo crimen internacional de ecocidio proporcionará un marco muy necesario para proteger nuestros ecosistemas forestales de los peores daños. También protegerá a los pueblos indígenas, que son los guardianes ancestrales de los bosques, así como a los defensores de los bosques que se enfrentan al peligro a diario. La ley de ecocidio garantizará que la regulación y la protección se tomen mucho más en serio al más alto nivel, impulsando una mejor diligencia debida, previniendo daños graves y fomentando una actividad humana que trabaje en armonía con la naturaleza.
Los bosques cubren poco más del 30% de la superficie terrestre mundial, pero la multitud de ecosistemas que han tejido a lo largo de millones de años, los convierten en piezas vitales para el resto de la vida planetaria. Desde las imponentes selvas tropicales de la Amazonia, África y el Sudeste Asiático hasta los antiguos bosques boreales del Ártico, pasando por los manglares de los trópicos y los bosques templados de ambos hemisferios, los bosques despliegan un mosaico de vida de indescriptible belleza y hacen habitable nuestro planeta.
Los bosques desempeñan un papel crucial en la regulación del clima mundial, tanto por el oxígeno que producen como por el carbono que almacenan. También son esenciales para el ciclo del agua, ya que captan, almacenan y regulan el flujo de agua, al tiempo que protegen y conservan este elemento vital: las cuencas y humedales forestales proporcionan el 75% del agua dulce accesible del mundo. También proporcionan alimento, combustible y refugio directo a más de mil millones de personas, y se erigen como la gran farmacia natural para combatir todo tipo de enfermedades. Su existencia protege contra la erosión del suelo, evitando la pérdida de nutrientes y proporcionando materia orgánica clave para la fertilidad del suelo y el crecimiento de las plantas.
Como hábitat de la inmensa mayoría de las especies vegetales y animales terrestres conocidas (muchas de ellas endémicas), el 80% de la biodiversidad mundial se encuentra en los bosques. Son los pueblos originarios quienes se erigen en Guardianes de toda esta riqueza de vida y quienes aportan unos conocimientos, prácticas y conexiones espirituales tradicionales que no sólo son esenciales para la supervivencia de nuestros bosques, sino que también ofrecen enseñanzas y sabiduría de las que el resto del mundo puede aprender y beneficiarse.
Sin embargo, la mitad de los bosques del mundo ya han desaparecido debido a la actividad humana, habiéndose producido la mayor destrucción en los últimos 150 años. Las amenazas a las que se enfrentan son innumerables: desde la tala indiscriminada y la minería ilegal hasta la grave contaminación, el cambio climático y el desarrollo destructivo de la agricultura y la ganadería industriales. Hay que poner freno a esta situación si queremos detener la pérdida de biodiversidad y el deterioro del clima.
Hacer del ecocidio un delito internacional puede proporcionar un marco vital para proteger nuestros ecosistemas forestales de los peores daños. Protegerá a los pueblos indígenas y a los defensores de los bosques que se enfrentan al peligro a diario. Garantizará que la regulación y la protección se tomen en serio al más alto nivel. Fomentará una mayor diligencia debida, previniendo los peores daños y fomentando una actividad humana que trabaje en armonía con la naturaleza.
Los bosques son mucho más que un conjunto de árboles. Son entidades vivas, que respiran y sostienen la vida en la Tierra. Son los pulmones de la Tierra, la cuna de la biodiversidad y de innumerables formas de vida. Trascienden fronteras, culturas e ideologías.
Su supervivencia es esencial y su protección primordial.
Invitamos a todas las personas, gobiernos y organizaciones a unirse a nosotros en este esfuerzo colectivo para salvaguardar los bosques del mundo en beneficio de todos los seres, presentes y futuros, apoyando la creación de un nuevo crimen de ecocidio dentro de la jurisdicción de la Corte Penal Internacional.
Entre las organizaciones que apoyan figuran: